Los que tienen mascotas sabrán la emoción que puede provocarles ciertos sintagmas. Con solo decir “vamos” o quizás su nombre podemos iniciar una secuencia de saltos en alto, y una sesión de ladridos. Un estudio científico buscó crear un repertorio de esas palabras que alegran a nuestros amigos de cuatro patas.
Un poder casi mágico reside en nosotros a la hora de interactuar con nuestras mascotas. Con solo pronunciar "esa" palabra podemos provocar las reacciones que deseamos, así como levantarles el ánimo y alegrar su día. Cómo si eleváramos el interruptor de la felicidad en sus mentes perrunas, los humanos podemos expresar en palabras y en nuestro lenguaje lo que ellos comunican de otras maneras.
La conexión entre el lenguaje y las emociones en los perros es un testimonio claro de su capacidad de comprender y responder a las señales verbales de sus dueños. Para dar cuenta de esta afirmación, un estudio realizado en el Reino Unido reveló cuál es ese repertorio de palabras que aumenta la frecuencia cardíaca de los perros, lo que es indicador de emociones positivas.
Las palabras que más emocionan a nuestros perros según un estudio científico
Como era de esperarse, “vamos” y “paseo” se consagraron como las palabras más emocionantes. Al escuchar estos sintagmas, la frecuencia cardíaca de los perros aumentaba a 156 latidos por minuto, la mayor cifra registrada en el estudio. Este resultado dio cuenta de la importancia que tienen las salidas y los recorridos en el exterior para los peludos.
La segunda palabra más emocionante fue la de “comida”. Todos sabemos que los perros pueden emocionarse demasiado con tan solo oír el sonido de su alimento sirviéndose y la ciencia constató estas experiencia al dar cuenta de que sus latidos pueden elevarse a 152 por minuto. También se relaciona esta palabra con el momento de recompensa en el entrenamiento.
Palabras que reducen la frecuencia cardíaca y provocan mayor desinterés
La palabra “premio” fue otra de las destacadas con 151 latidos por minuto, referido a a la retribución por el buen comportamiento. Seguido de esta se encuentra la palabra “ve por él” referido a los juegos y dinámicas de buscar y traer que tanto les gustan, generando que sus latidos aumenten a una frecuencia de 150 por minuto. Mientras que su nombre provoca que su ritmo se acelera a 128 pulsaciones por minuto.
Ahora bien, también hay palabras que desaceleran y causan incluso una mayor decepción como es el caso de la poco esperada por ellos “vamos a casa”. Esta reduce la frecuencia cardíaca dando cuenta del disgusto que les provoca terminar con la sesión de juegos y los paseos.